Usted y la Caridad
Usted ha visto las imágenes del mundo y ha sentido el corazón
presionado, más de una vez.
Usted ve, en la televisión, las escenas de niños muriendo de
hambre, de los enfermos en los pasillos del hospital pereciendo por
falta de asistencia.
Usted piensa "es un caos". Y espera que el gobierno tome providencias.
Que las autoridades se movilicen.
Entre tanto, no se demore en la posición de comentarista.
Piense en lo que usted puede hacer.
No diga que es pobre e incapaz de contribuir en la campaña del bien
al prójimo.
Pensemos juntos.
Si usted renuncia a un refresco de cada cinco, según sus hábitos,
podrá destinar la cuantía, al final de un mes a un hospital.
Su renuncia equivaldría a una medicación por enfermo.
Si usted renunciara al cine una vez cada cinco, direccionando el valor
economizado a un jardín de infancia, al término de algunas semanas
la institución contará con más leche a favor de esas criaturas.
Si usted renunciase a la compra de una revista de cada cinco que
acostumbra a adquirir, al término de dos o tres semanas, el valor
podrá ser destinado a una institución que acoja a ancianos.
El dinero podrá servir, quien sabe, para comprar unos doscientos
extras, pequeñas golosinas que ellos aun aprecian.
Si usted economizara las piezas de vestuario, guardando el importe de
una de ellas de cada cinco, al final del año usted dispondrá de
recursos suficientes para vestir a alguien que sufre la desnudez.
Si usted deja de ir al restaurante una vez de cada cinco que
acostumbra
a ir, al final de algunas semanas, podrá encaminar el valor
economizado a un albergue para alimentar a quien se encuentra distante
del propio hogar.
Si usted economiza el equivalente de la adquisición de un nuevo
calzado, a cada cinco, podrá dirigir el valor para una institución
que luche con dificultades para pagar la cuenta de energía
eléctrica, del agua o del supermercado.
No espere, por tanto, por las decisiones del gobierno. O que personas
más adineradas que usted realicen aquello que usted puede realizar.
Será una gota en el océano, dirá usted. Más no olvide que el
océano es hecho de gotas de agua y que el rio comienza con una ranura
fina en la montaña.
No espere por la bondad de los otros.
Acuérdese de aquella que usted mismo puede realizar.
Es posible que usted diga que tiene derecho a lo superfluo, porque
lucha
y trabaja para eso. y tiene razón. Más piense en aquellos que les
falta lo necesario.
Se puede decir que está contribuyendo a la industria de la
refrigeración, los medios de comunicación escrita, el negocio de
la moda y restaurantes.
Porque todos son fuentes de trabajo para muchas personas. Es verdad.
Más lo que usted economice, destinándolo a otro, continuará
contribuyendo a la industria y al comercio.
Y estará disminuyendo dolores, mitigando el hambre, protegiendo
cuerpos, enriqueciendo un poco la mesa de alguien que ya abandono los
sueños hace mucho tiempo.
No contestamos sus derechos de decidir la forma de emplear sus
recursos
amonedados.
La voluntad es atributo del espíritu. Es dadiva de Dios para que
decidamos, por nosotros, en cuanto a la dirección del propio destino.
Nuestro recordatorio es solamente para aquellos que creen en la fuerza
de la caridad.
Y esa caridad solo tendrá realmente valor si hubiera algún lazo
entre la caridad y usted.
************ ********* ***
La Caridad es bendición sublime desarrollándose en socorro
silencioso.
Es una escalera donde la luz es el siguiente paso evolutivo que
permite
la subida y la oportunidad de auxilio fraterno es la oportunidad
iluminativa.
La caridad - vida del alma - es la más alta conquista que el hombre
podrá colocar como meta para sí mismo
Yago Zamora caminando siempre hacia las estrellas!!!